Lo único que educamos es nuestra mente. Sabemos cómo comportarnos con Fulano y Zutano. “Adiós”, “¿Cómo está usted?” Pero sólo el cochero sabe esto. Sentado en su pescante ha leído al respecto; pero el caballo no tiene educación alguna.
Ni siquiera se le ha enseñado el alfabeto, no conoce ningún idioma, y jamás fue a la escuela. Al caballo también se le hubiera podido enseñar, pero lo olvidamos por completo… Y de ese modo creció como un huérfano descuidado. Sólo conoce dos palabras: derecha e izquierda.
Lo que dije respecto al cambio interior se refiere sólo a la necesidad de cambio en el caballo. Si el caballo cambia, podemos cambiar aun exteriormente. Si el caballo no cambia, todo permanecerá lo mismo, sin importar por cuanto tiempo estudiemos.
G.I. Gurdjieff, Perspectivas desde el mundo real.
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