miércoles, 11 de marzo de 2015

La educación de los niños


Generalmente la educación se reduce a la formación de la mente. Al niño se le hace aprender poemas de memoria como a un loro, sin que comprenda nada, y los padres se alegran si él lo puede hacer. En el colegio aprende las cosas no menos mecánicamente y después de graduarse con honores, él, sin embargo, no comprende ni siente nada. En el desarrollo de su mente es tan adulto como un hombre de cuarenta años, pero en su esencia permanece un niño de diez. En su mente no teme a nada, pero en su esencia tiene miedo. Su moral es puramente automática, exclusivamente externa. Exactamente como aprende poesía de memoria, en la misma forma aprende la moral. Pero la esencia del niño, su vida interior, está abandonada a sí misma, sin ninguna guía. Si un hombre es sincero consigo mismo, tiene que admitir que ni los niños ni los adultos tienen moral alguna. Nuestra moral es totalmente teórica y automática, porque, si somos sinceros, podemos ver lo malo que somos.
…Si desea el bien para sus hijos, primero debe desear el bien para usted mismo. Porque si cambia, sus niños también cambiarán. Para el bien del futuro de ellos hay que olvidarlos por un tiempo y pensar en sí mismo.
Si estamos satisfechos con nosotros mismos, podemos continuar, con una conciencia clara, educando a nuestros hijos como lo hicimos hasta ahora. Pero ¿están ustedes satisfechos consigo mismos?
… El mayor de los pecados es el continuar educando cuando han empezado a tener dudas sobre la educación. Si usted cree en lo que está haciendo, su responsabilidad no es tan grande como cuando ha empezado a dudar.


G. I. Gurdjieff, Perspectivas desde el mundo real.

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